20 nov 2012

Dennis Johnson, de las cenizas ( I Parte ).


Twitter: @jose13bis. Entérate de todo lo relacionado con los Celtics en su blog, Una Butaca del Garden.


Volvía a casa con la cabeza gacha tras el entreno de la tarde en su Instituto, el José Domínguez (el Instituto José Domínguez ha tenido posteriormente otros ilustres alumnos del mundo de la canasta : Tayshaun Prince, Tyson Chandler o Brandon Jennings han estudiado allí). 

Tardes de darlo todo para dos o tres minutos de juego y volver a ser la última sombra que proyectaba el banquillo de un equipo que, años más tarde, calficaría él mismo como "decente".





Y en un equipo "decente", su escasa estatura no daban ni para jugar de base.

Quizá el baseball, pensaba a la vez que alternaba ambos deportes. Su padre, que trabajaba como encofrador en las crecientes obras de la zona, había vivido sus años más dulces con el bate de compañero y ahora todos sus hijos (e hijas) lo practicaban.

Su familia era muy aficionada a todos los deportes y, cuando algunos ahorros lo permitían, se desplazaban en pleno -él era el octavo de 16 hermanos- a Los Ángeles para ver a los Dodgers de Don Sutton o los Lakers de Chamberlain. Serían más de una y más de dos las veces en las que Dennis, y algún que otro hermano, aprovechaba la confusión de tanta familia para colarse en los estadios y ver gratis los partidos.

Pero una cosa era ver el Baseball desde la grada y otra practicarlo. Las largas esperas entre golpeos empezaron a aburrir al chico que, fascinado por su velocidad, hizo del baloncesto una única obsesión.

Y trabajó duro, dentro y fuera de las canchas.

Sin dar apenas tiempo a que el verano del 72 se estableciera en la Californiana ciudad de Compton, el joven Dennis empezó a maniobrar a los mandos de una carretilla elevadora. $ 2,75 la hora en unos almacenes de la zona tuvieron la culpa.


"El trabajo no era malo, pero al mismo tiempo sabía que no era para mí.  Quería algo más de mi vida. No hay absolutamente nada malo en este tipo de trabajos, y me quito el sombrero con las personas que los desempeñan, pero no estaba satisfecho, y yo sabía que tenía que haber otras oportunidades"



El trabajo mecánico facilitaba su evasión mental y el balón era lo único que tenía en la cabeza.

Al salir del trabajo se subía a un autobús con parada en las canchas de San Pedro, donde se disputaba una reputada Summer league en la que compartía sueños de gloria y atardeceres en compañía de 3 de sus hermanos.

Fue el verano del estirón. Mientras la genética le hacía crecer hasta rondar el metro noventa, el trabajo diario musculó su cuerpo haciendo del chico un reputado defensor que destacaba por sus saltos, lucha e intensidad defensiva, algo que llamaría la atención de Jim White, entrenador del cercano Harbor Junior College.

Un par de contactos dieron con las teclas necesarias para que uno de sus hermanos pudiera organizar un encuentro con el equipo de White. Planteado como un partidillo entre un equipo de hermanos y unos chicos de instituto, aquella tarde y aquél partido serían los que cambiaran el rumbo de su vida.

Finalizado el partido, un Jim White impresionado por la intensidad de Johnson no pudo menos que invitarle a probar con ellos. El resultado de la prueba fueron dos años de estudio, sueños y rebeldía en Harbor, a 20 minutos en coche de casa de sus padres

No se lo pensó.

De su mano encontraría por fin un escaparate donde mostrarse, pero nadie dijo que fuera fácil.

El primer año tuvo problemas con algunos compañeros, además de con el propio White . La escuela no era muy grande y su falta de disciplina ayudaba más bien poco a que se fijaran en él.

Cayeron hasta tres expulsiones antes de acabar su primer curso en la nueva escuela.

Mal comienzo.

El entrenador White sabía del potencial del muchacho pero aquella falta de actitud echaba por tierra cualquier recomendación.

Y de nuevo el verano, la reflexión, las canchas de San Pedro y el juego en la calle. Tardes y noches creciendo física y mentalmente. Tanto cambiaron las cosas que un nuevo DJ se presentó en Harbor.  los problemas entre jugador y entrenador empezaron a arreglarse, Dennis empezó a entender la exigencia y del entendimiento nació una buena amistad entre ambos.

El primer beneficiado fue el equipo. Sus más de 18 puntos y 12 rebotes auparon al equipo al título estatal y, respondiendo a la llamada del entrenador White, ojeadores de diversas Universidades se pasaron por allí para verlo jugar. Uno de ellos el asistente de Gary Colson en la universidad de Pepperdine, amigo personal de White, al que habían hablado maravillas del chico. Sin nada que perder, el propio Colson y su asistente se habían personado alguna vez en Harbor para ver en acción al chaval.

Muchas visitas pero, debido a su mala fama, solo un par de cartas con membrete universitario en casa de los Johnson. Una de los Cougars de Azusa Pacífic, una pequeña Universidad sita al sur de California. Otra la de Pepperdine, beca que finalmente aceptaría para dar el siguiente paso, la NCAA.

Continuará....